Para enmarcar acuarelas nos sirve prácticamente cualquier tipo de marco, salvo los llamados marcos en L, pues éstos, como ya había mencionadoo en una entrada anterior, sólo son aptos para lienzos y/o tablas. Bueno, a no ser que adaptemos un marco convencional a este tipo de marco en L, o sea, que usemos un marco en L para darle mayor amplitud al marco elegido mara enmarcar la acuarela.
Lo que habría que destacar es que la acuarela suele pintarse sobre papel, con lo cual ha de protegerse dado que es un soporte frágil. La protección que se usa es en vidrio para el frente, y una trasera que lo sujete en la parte posterior.
Como ya comenté otras veces, la trasera ideal es el cartón pluma, por ser un material ligero, rígido y proteger de la humedad.
En cuanto a la parte frontal conviene que el cristal no entre en contacto con el papel. Para ello se emplea el paspartú (passepartout). Además hace que el marco no vaya pegado a la acuarela, dándole un margen para que la obra "respire", como se suele decir, que no quede agobiada por el marco.
En la acuarela de la imagen superior podemos ver el paspartú que separa la acuarela del marco y a su vez impide que el cristal (mate en este caso, para evitar los reflejos) toque la obra.
Ahora bien, la mayoría de las veces podemos añadir otro componente embellecedor al cuadro, que son los márgenes irregulares de la hoja de la acuarela. Como se ve en la fotografía inferior, he utilizado también paspartú, pero esta vez dos, y montados uno encima del otro, lo que se suele denominar doble paspartú (se pueden montar más capas de paspartú, siendo triple, cuádruple, etc.).
El primero, el de la parte inferior, da un pequeño margen y soporte a la acuarela en cuanto al segundo paspartú, y éste hace que el cristal no entre en contacto con la acuarela misma, dando a su vez también un margen más ancho hacia el marco. De esta forma la hoja queda completamente a la vista, resaltando el margen irregular de la misma. En cuanto a su belleza, es algo subjetivo, por supuesto.
En este cuadro había decidido no montar el cristal mate, pues de por sí ya se pierde un poco de definición, y al ir más separado de la obra, se hace aún más evidente. Por eso, en el montaje en vitrina, se ha de utilizar el cristal brillo. Cuanto más alejado va el cristal mate de la obra, peor se ve la misma.
Pero en esa ocasión, y a pesar de los reflejos, se ha montado el cristal en brillo. Lo de los reflejos también depende dónde vaya colgado el cuadro, y éste iba en un pasillo, con lo cual no tenía una luz frontal que le diese algún tipo de reflejo.